Jugando al don Pirulero

Una liga en la que cada uno sólo se ocupa de su juego

por Alejandro Casar Gonzalez en Cancha llena
La reforma de la primera división, que tendría un CEO sin relación con el fútbol y generaría nuevos negocios para los clubes, se demora por los conflictos internos. 
Mientras tanto, la FIFA mira de reojo la situación argentina

El debate por la nueva primera división del fútbol argentino, conocida como Superliga, es, en realidad, un debate político. La reforma del principal torneo expone las diferencias entre los dos modelos que pugnan por gobernar la AFA. La proximidad de las elecciones, previstas para el 30 de junio, embarra aún más una cancha erosionada por las idas y venidas de 18 meses con poquísima gestión y un gobierno interino y debilitado como el de Luis Segura.
Moyano, Blanco, Marín (Fútbol para todos y ex Blanquiceleste). Angelici y Tinelli

La fractura quedó expuesta en la última reunión del comité ejecutivo. Superliga sí vs. Superliga no. Nuevo modelo vs. viejo modelo. El problema es que, por ahora, la Superliga se parece más a una primera división con marketing que a una competencia planificada a imagen y semejanza de la Liga Premier inglesa o la Liga española. Fuera de micrófono, dos de los impulsores de la Superliga admitieron el error: "Nos equivocamos al comunicar las bondades de este nuevo sistema".

Infantino - el presidente de la FIFA - ya estaba avisado de las intenciones de los cuatro grandes argentinos. Alfredo Dagna, presidente de Olimpo de Bahía Blanca, había hablado con el presidente de la FIFA el viernes pasado, en ocasión del Congreso de la entidad, celebrado en el DF mexicano. 
Según pudo reconstruir LA NACION, Dagna le explicó en detalle la "crisis muy grande" que atraviesa la AFA. Y le anticipó el plan: crear una Superliga por fuera de la AFA. El ingeniero bahiense le pidió apoyo al máximo dirigente de la FIFA. "Quédense tranquilos: lo tienen", escuchó Dagna, que suele mediar entre Hugo Moyano y Claudio Tapia.
Javier Tebas, el "asesor" 
La máxima paradoja que entrega la Superliga es que todavía no se haya hablado de dinero. Javier Tebas, el experto español que preside la Liga de ese país, indicó que la Superliga podría valer US$ 400 millones. O sea, $5600 millones al cambio actual. 
Tebas dio esa estimación en momentos en que el Gobierno lanzó el pliego de licitación para los derechos de TV y streaming. Son negocios por un año, pero nadie garantiza que el Estado recaude $5600 millones, como estima el ejecutivo español. Las especulaciones hablan de números mucho más bajos.
La primera división no valdrá más cuando se transforme en Superliga. Un CEO al mando no vuelve atractivo a un producto de un día para el otro. "Es cierto, por eso lo que estamos tratando de hacer es cambiar un sistema que pervirtió al fútbol argentino durante los últimos años", concede uno de los impulsores de esta nueva idea. Este grupo de dirigentes coincide en que el momento es ahora, por más que se superponga con la campaña electoral.
Hay una sola certeza: el fútbol argentino necesita dinero. Y los clubes ya saben que en junio no habrá cuota de los derechos televisivos. La AFA ya cobró los $671 millones que había acordado con el Gobierno. 
Nadie sabe de dónde saldrán los billetes para pagar los gastos corrientes.



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