Cachetazos
por en La Página Millonaria
Primero:
el no aviso por parte del club de la venta de entradas para la final. Nos
enteramos de casualidad, gracias a algunos hinchas que descubrieron el
evento en la página de compras, y luego tanto LPM como un puñadito de
otros medios pudieron reproducir la información, lógicamente
cuando una buena parte ya estaban vendidas.
La gran mayoría del público
ni siquiera pudo saber nada hasta que se agotaron. Un bochorno dirigencial imperdonable.
Segundo.
que el retiro de las mismas haya sido en dos
oficinas de "Pago Fácil" de 3x3, con una o máximo dos ventanillas de
atención para más de 15000 personas. Absurdo.
Tercero:
la confirmación de la ausencia de Alario para el partido decisivo. Una daga al corazón. Porque, más allá del buen resultado en el superclásico veraniego, jugar sin el as de espadas siempre es dar ventaja.
Más aún cuando Alonso había vuelto a lesionarse y Larrondo parece estar
más cerca del retiro que del regreso a una cancha. Mora jugó un gran
partido contra los primos, pero está lejos de tener esa presencia en el
área que nos hacía falta para lastimar a Lanus.
Cuarto:
la desorganización total y el maltrato policial en el ingreso al estadio Ciudad de La Plata. Toda la gente de River agolpada en un solo acceso, y las puertas recién se abrieron dos horas antes del inicio del partido.
Ridículo y demencial, aunque lamentablemente no sea un hecho que sorprenda en nuestro fútbol.
Quinto:
los fatídicos últimos 20 minutos de la final. La derrota fue justa, pero el resultado fue exagerado.
River neutralizó bien a Lanus hasta el 0-1, pero nunca tuvo la
profundidad ni la claridad para aunque sea verlo atajar al arquero
rival.
El que hacía el primer gol ganaba, y lo hicieron ellos. Fue buena la actitud en general para correr y luchar, pero no la que hubo para ser punzantes y precisos. Rescato a Nacho Fernández, que hizo un despliegue fenomenal y fue el único en ofensiva que entendió cómo había que jugar. Y a Martínez Quarta, que pese a un error importante en uno de los goles, ya acumula dos muy buenas finales con la de River.
Sexto:
estamos en febrero y hay un solo refuerzo, que en realidad vino a tomar el lugar de un lesionado.
La vacante que dejó libre D´Alessandro sigue vacía, y Nacho necesita un socio que lo interprete. La 10 a Martínez le queda cada semana más enorme, y el pibe Andrade ha entrado en un bache del que todavía no pudo salir.
Para pelear la Libertadores en serio, y poder terminar mínimo entre los 4 de arriba del torneo para jugar la copa del 2018, hacen falta dos jugadores más que puedan aportar jerarquía o variantes confiables. Y, para colmo, apellidos como los de Vangioni
o Rojas suenan para reforzar otros clubes, mientras nosotros ni
siquiera intentamos llamarlos para saber si quieren pegar la vuelta, por
razones que a mí me cuesta entender.
¿Solamente se toma en
cuenta el "se fueron gratis" del club? ¿Nadie piensa en toda la plata
que nos ayudaron a ganar dejando todo adentro de la cancha? ¿Nadie
considera que la gloria que consiguieron ganando tantos títulos vale
mil veces más que ese dinero que no dejaron cuando se fueron? ¿No vale la pena apostar a los hombres de ese plantel inolvidable, sabiendo que hoy no nos sobra nada? ¿No deberíamos dejar de tener excusas baratas con tipos que se sacrificaron tanto para llevarnos a lo más alto?
Me parece que cometemos un gran error si, aunque sea, no levantamos el teléfono.
En
fin.
Los dirigentes que no nos informan a los hinchas.
Los organismos
de seguridad que no son capaces de protegernos como corresponde.
El
dolor de perder una final que, si bien en algunos años quizás deje de
existir esta copa y nadie se acuerde, no deja de ser un trofeo oficial
que se nos escapa.
La preocupación de ver que el plantel no está tan
completo.
Y la bronca de que no pensemos en los que nos llenaron de
gloria.
Demasiados cachetazos dolorosos
juntos en un puñado de días. Muchas veces saber asimilar un buen golpe a tiempo promueve a despabilarse y reaccionar. Aprendamos de los errores en todo sentido y sigamos buscando páginas de triunfos.
Un tropezón con Gallardo al mando jamás va a ser caída, y sabemos que lo más importante del 2017 todavía está por venir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario