¿Quién tiene el poder del fútbol?

Ni Segura ni Tinelli: Angelici

por Alejandro Casar González en La Nación


A Daniel Angelici le encanta hacer política en las sombras. 

Fue él quien intentó que Matías Lammens fuera el candidato del consenso. 
Fue él, también, quien tejió las redes para llegar al acuerdo de gobernabilidad de la AFA. 
Lo charló con Luis Segura. Después, le avisaron a Marcelo Tinelli. 
Que el Gobierno diera el visto bueno era apenas una formalidad: Angelici no haría nada que perjudicara a su mentor, el presidente Mauricio Macri.

Por más que el sillón que supo ocupar durante tres décadas Julio Humberto Grondona lo seduzca, el empresario del juego sabe de memoria una máxima no escrita de la AFA: "No puede haber un presidente de River o de Boca". En su casa de Puerto Madero, y ante unos pocos interlocutores, el propio Grondona reversionó esa ley: "Un club chico al gobierno, la liga de los gobernadores [los grandes], al poder". 

Y hoy es Angelici quien detenta el poder real del fútbol.

Suya es la llave de la relación con el Gobierno. Y suya, por ende, será la negociación por el ingreso anual más suculento que tendrá la AFA en 2016: el Fútbol Para Todos.

El mismo Angelici, que en agosto renunció a su cargo de vicepresidente del comité ejecutivo, volvió recargado. Militó con fervor por la candidatura de Segura y, en el último mes, se dedicó a negociar para encontrar una salida pacífica a la crisis generada por el insólito empate en 38 en las elecciones del 3 de diciembre. Abogó por Armando Pérez, el presidente de Belgrano, en quien alguna vez pensó Macri para dirigir la AFA. Sin consenso, pergeñó este acuerdo. Y se reservó el ministerio del interior de la pelota: la secretaría general.

¿Por qué Angelici apoyó a Segura? La encuesta entre hinchas de Boca que no querían a un hincha fervoroso de San Lorenzo (Tinelli) como presidente de la AFA suena a excusa. Para un club grande siempre es más fácil que a la AFA la maneje un dirigente de un equipo chico que de otro grande. Angelici, que jugó para Segura, fue el mismo que levantó el teléfono para que el presidente de la AFA postergara la famosa fecha 23 por una fecha FIFA. El comité ejecutivo, a propuesta de Matías Lammens (Boca jugaba con San Lorenzo), lo impidió.

Ni tinellista ni segurista, Angelici es primero macrista. Después, angelicista. 

Uno de sus primeros movimientos en la AFA pasó inadvertido para medio mundo. En 2014 consiguió imponer a su amigo Darío Richarte (un abogado que fue vicerrector de la Universidad de Buenos Aires, cuyo socio, Diego Pirota, supo defender a Amado Boudou en el caso Ciccone) en el tribunal de disciplina. Desde hace unos días, además, Richarte es el representante suplente de Boca en el comité ejecutivo. Si Angelici no puede ir, lo hará Richarte.

La última postal del presidente de Boca en la AFA lo muestra con la mano levantada. Fue segundos después de que Segura anunciara el empate en 38 votos en las elecciones. Angelici se jugó una carta, un último cartucho para evitar el desmadre. Propuso votar a mano alzada para volver a elegir al nuevo presidente. 

Angelici, el más rápido del condado, había hecho cuentas: en la cancha de futsal del predio de Ezeiza ya no estaban ni el presidente de Excursionistas ni el de Crucero del Norte. Dos votos de Tinelli. Si habían empatado en el escrutinio original, ahora ganaría Segura. Le recordaron que el mecanismo era antiestatutario y se descartó. 

Desde entonces, Angelici volvió a hacer lo que más le gusta: política en las sombras. 
Cada vez con más poder. 
Cada vez más cerca del poder.

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