Sebastian Grane de La Máquina Millonaria
Se fue la primera final de la Copa Libertadores y el empate en cero deja abierta la serie para que se defina en el Monumental. El encuentro no fue bueno, hubo muchos lesionados y muy pocas situaciones de gol, aunque las más claras fueron para el equipo local.
Desde el principio, River trato de imponer el ritmo del partido, presionando en la salida rival y en cada saque de arco, para que no pudieran jugar cómodos y tuvieran que recurrir al pelotazo para André Gignac.
De esta manera, trataba de ser un equipo corto, moviéndose en bloques, mientras que Tigres intentaba lastimar por los laterales, con la velocidad y habilidad de Damm y Damián Álvarez. Ambos muy desequilibrantes y difíciles de marcar en el mano a mano, a tal punto que Vangioni fue amonestado a los tres minutos por un golpe al jugador de origen alemán.
Además, Arévalo Ríos se soltaba y llegaba siempre por sorpresa, ingresando al área, casi siempre, sin marca. Así, tuvo un cabezazo franco al medio del arco que controló muy bien Barovero. Después, un centro del Teutón se desvió en un defensa y terminó rozando el travesaño, en lo que fueron las dos jugadas más claras de la primera mitad.
En deuda quedó el ataque Millonario. No pudo generar mucho juego, Mora casi no participó; a Alario no le llegaba nunca, excepto por un pase filtrado de Sánchez que el delantero controló, pero que Guzmán adivinó y neutralizó bien; y los volantes ofensivos tuvieron un partido muy flojo, tanto Viudez, que tuvo que salir por una molestia, como Sánchez, no estuvieron precisos y perdieron más de lo que ganaron.
Esto se debe a que el mediocampo estuvo más preocupado por controlar el ataque de los mexicanos que por generar peligro, y eso afectó considerablemente la producción ofensiva, a tal punto que no se recuerdan tiros al arco que exigieran al uno rosarino.
El conjunto local se vio enmarañado con el planteo de River y recién pudo complicar nuevamente en los últimos minutos del complemento, cuando se empezó a observar una merma en el físico de los jugadores millonarios, producto de las altas temperaturas y la humedad.
Fueron excelentes las actuaciones de Maidana, una vez más impasable en el fondo y fajándose con el francés Gignac, que no pudo ganarle en toda la noche; y Barovero, que intervino tres veces, pero todas con gran solvencia y seguridad para mantener el cero en su arco.
Probablemente no haya sido el mejor partido de River. Tampoco ha jugado bien, aunque pudo imponer el ritmo del partido y evitó que Tigres desplegara todo su potencial. Es importante tener en cuenta que no se perdió, que es una final y, a veces, la tensión y los nervios no permiten que los jugadores se desempeñen con soltura, sabiendo que cualquier error puede pagarse muy caro.
Lo positivo es que no se perdió y todo queda supeditado a los últimos noventa minutos en Núñez. La contra es que Mercado no va a poder jugar porque llegó a la segunda amarilla; y que Mora y Viudez salieron por problemas musculares. Las muecas de la Pulga hacen pensar que es algo que no le permitirá llegar a la revancha, mientras que lo de Taba puede ser algo más sencillo.
El empate en cero es un buen resultado de cara a la revancha en el Monumental. Gallardo, en conferencia, dijo que será un partido diferente y seguramente lo plantee de otra manera. Faltan solo noventa minutos, en casa, y depende de River quedarse con un nuevo logro internacional.
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