por Pablo Desimone
Aquel memorable filme del Irlandés Neil Jordan en 1992- protagonizada por el increíble “negro” Forest Whitaker retomaba un contundente mensaje : “Nadie puede ir contra su propia naturaleza”.
Viene a cuento lo de las lágrimas, por la pérdida literal de subirse al último vagón del campeonato. En especial por todo lo que se habló de más, casi encarnizadamente por la furia de Ramón.
En términos futboleros, condenaron lapidariamente “la queja como excusa”. Más allá de algunos mitos que sobre ello se tejen, le cargaron el bandoneón, el tango y hasta la rubia “mireya”. Ciego de rabia, Ramón puso la cabeza. Y quienes verdaderamente no se bancan perder ante el “mejor equipo de la Argentina” fueron los primeros en condenarlo.
No podía creer lo que leí en estos días. Después de padecer al River último de Simeone, las “caretas” de Fabbiani, el “Yo vi a Gerlo de nueve…!!!. Vociferaciones tales como: “¡Papelón!... en los últimos 25 años nunca vi un River tan cagón…”-. U observar a los mismos que operaron por su vuelta que ya están fragoteando por no apoyar a su “candidato". Calificándolo de “mal perdedor, llorón” Y hasta docentes de escuelas de periodismo -anti River-tratándolo de “vende humo” a la altura de Caruso, los mellizos, Bilardo, el peor Bianchi. Todos en la misma bolsa.Y así... todo es trágico. Tremendista. ¿Quién no aceptó la derrota entonces?. ¿Los opinólogos o él?
Estoy dolido. Siento que bajarlo a Ramón Díaz de la trinchera de los que defienden el buen juego esconde oscuras intenciones. Si esto fuera política partidaria diría: le pegan por izquierda y por derecha. Son funcionales al “sistema” que es un correlato de la cultura de la inmediatez, la urgencia, el “rapidito”, el “si no ganás no existís”. Loosers & winners, el “fin” por sobre los “medios”. Un “sistema” armado para “equipos sin técnicos. No hay tiempo, para dejar su impronta” (Roberto Perfumo).
Y por más espaldas anchas que tenga, la “cultura del aguante” no tiene paciencia. Si no ganás, durás cuatro partidos. No importa el “como”. Los campeonatos cortos, los campeones racheros – recordar Banfield-, los jugadores sin “pertenencia”, los que juegan bien son la excepción a la regla. Y uno de esos es Ñuls. ¿Qué hizo?.
Echó al ladrón mayor de López, recuperó el semillero, a jugadores históricos, mechó a los pibes y trajo al Tata –un símbolo-. Toda una gesta épica para estos tiempos,porque además se administró corectamente y jugó a lo "sangre y luto". Su premio: El Barcelona. De todos modos, como no ganó la Copa, cualquier traspié lo pondría con un pie en el estribo para bajarse del caballo.
Por el contrario, Ramón todavía no pudo dar muestras de toda su capacidad. Está en deuda –hoy lo reconoció-. Y aunque haya salido a jugar un partido clave con 6 pibes del semillero, poco importó …¡Pongan huevos! ¡vayan al frente, loco!. Todas generalizaciones.
Y otra vez “la cultura de la boludez”…la desmesura es capaz de instalar cualquier “verdura” como la de la semana después de Boca: “Los clásicos se ganan no se juegan”. Y no pueden explicar Maracanazos, ni a “Mou” hijo de Guardiola o aquello de que siempre ganan los alemanes y Brasil es el pentacampeón¿¿??. Sofismas baratos, “frases hechas”…huecas de argumentos, desconceptos.
Te estaban esperando Ramón El club “devora ídolos” te tiene en la mira. De no creer. Si sale a buscar como contra Boca y pone a Carbonero y Rojas, su equipo es tildado de “livianito”, verde, etc. Si se refuerza con Ponzio y mete a Ferreyra como el domingo –un poquito más batallador- es amarrete. No pudo generar juego y fue superado por el mejor equipo de funcionamiento colectivo de la Argentina, un gran equipo. Que lo mejor que hizo, fue ahogarlo bien arriba.
Marcado Balanta, no hubo segundo pase a Ledesma. Tonso bloqueó la subida de Vangioni. Y River se vió obligado a dividir la pelota. Perdió en casi todos los sectores del campo.Muchísima dinámica. Queda preguntarnos si Ramón no empezó a sentir también la presión mediática e inconcientemente se traicionó. ¿Por qué Ponzio de pésimo presente y no Carbonero?. ¿Le pesa la estigmatización de “pecho frío” que ya se ligó el ex Arsenal? .
El pibe Vega, Pezzella y Balanta con sus cierres,más otro del "Piri" en el complemento que entregó el alma y el aductor, dieron todo. ¿No tuvieron actitud?. No alcanzó. Guzman ataja y es líbero. Casco y Cáceres – metió un taco para cerrar el estadio- te mojan la oreja. Bernardi es una locomotora. Quita, releva, distribuye y tiene media distancia. Sin su “Maxi” referente la lepra demostró lo bien que está.
Entró Bottinelli y de un faul insólito llega el gol de Victor López, en la casual desgracia de “Trapito” que se resbala .–agradecimientos también a los que humedecen los campos en esta ventajita sórdida de acá y de allá de la que no se habla nunca- . Y River que no había podído salir del apagón en todo el partido. Va a buscar… Pompei que se burla otra vez del reglamento. Heinze se lleva puesta la “pelota y la pierna” del otro sacrificado: Andrada. Siga...Siga. Final…¡Y el termómetro explota de calentura!. Por esa última chance. Que remueve otros claros fallos injustos en el torneo. ¡Cómo no putear!. Todos fuimos Ramón…
¡Cómo olvidarnos del adelantamiento de Roma o de la mano de Gallo!. No vendamos “ peces de colores” de un pasado idílico. Porque “el juego de las lagrimás” tiene más años que el futbol. Acuerdo con que no se utilice compulsivamente para morigerar las falencias propias, pero tan poco ser más “papistas que el Papa”. Siempre se criticaron los garrafales errores arbitrales.
Hay mucha bronca y se entiende. Pero la pirotecnia dialéctica contra el riojano tuvo más prensa que “la bosterización” llevada a su más denigrante exponente. Se castigó más a Ramón que a los dirigentes “Barras” de Boca.
Dos partidos perdidos y vuelven Carnera y San Martín, Don Chicho y Napoleón. La “cultura del aguante” también ha infectado al periodismo. Todo es mensurable por el “bácilo de la eficacia”. Y sin proyectos a largo plazo. No va a haber ni habrá ningún "estilo” que pueda ser tan inmaculado. Ni aunque resuciten, Labruna y Don Antonio Liberti.
Sinceramente, no lo escuché a Ramón haber dicho que River fue superior a Ñuls. Solo lo vi escupir su “bronca” contra otro mal arbitraje. Lo mataron. Christian Grosso– buen periodista de La Nación- escribió una nota que devela en parte el núcleo de tanta complicidad destructiva. (El complice aguante de los millonarios). Omite causalidades socioculturales de la globalización y los cambios de paradigmas. River no es una isla. El hincha de River no pudo sustraerse a ese proceso, sin embargo hay anticuerpos a favor de su escuela y su estética.
Por otro lado, nunca fuimos tan platónicos tampoco. La “impoluta” reverencia del hincha de River sobre los tiempos de sequía, es una aseveración de dudoso rigor histórico. River lo mató a Nai Foino y luego a Nimo a tal punto que no dirigieron más. Siempre se pidió “garra y corazón”, mucho más después de aquella caída en Chile en 1966. El hincha de River gozó con Didí, pero luego lo mandó a enderezar bananas.Y además rompió carnets en desagrado también a aquella parte del vaso medio vacío.
El futbol debe ser la integración del arte y la virilidad. Una verdad de Perogrullo. No conozco equipos que hayan hecho historia sin estos dos atributos. Era otro país. Otras las preocupaciones. La rebeldía se canalizaba por otros canales.Pero que el “juego de las lágrimas existía, claro que existía. Mucho hay de mito y de leyenda en esto. Y mucho de historia no vivida. Descontextualizada.
Por eso, duele escuchar todos estos epítetos descalificadores, como si Ramón de ser rubio y de ojos celestes, volviera a ser el que se ganó el exilio en el 2002, ese “negrito suertudo”, ayudado por el poder del “innombrable”.
Quedó para Ramón, claro que sí, la autocrítica esperada. En caliente imposible…Hoy la tuvieron. Estuvo cauto, prudente y realista.Guardó la ironía. Queda la Copa Sudamericana. Y la posible clasificación a la libertadores. Necesita de todos nosotros.
Paren un poco…la mano con Ramón Ni River, ni Ramón pueden ir contra su propia naturaleza. Lo importante es que no se deje confundir, por el resentimiento y las mezquindades políticas de aquellos a los que nos les cayó bien su renovación. Son los que les piden que cambie de caballo a medio del río y después le hacen olas. “El juego de las lágrimas”, nunca fue su fuerte. Sin embargo, pisó el palito.
Este todavía no es el River que estoy buscando-dijo ayer. Cuidemos las palabras, si queremos a River. Y de una vez por todas a nuestros ídolos. Ni tan platónicos, ni tan menesterosos. Se busca un equilibrio en un medio donde “la cultura del aguante no tiene aguante”.
Entrada fútbol: ¿Cuál es tu opinión?